viernes, 16 de mayo de 2008

un regalo

Fui feliz fugazmente algunas veces,
entre dos furias fui feliz,
lo fui de vez en cuando sin saberlo.

Por ejemplo en la ciudad solar que se veía
desde aquella azotea de la infancia,
tentadora ciudad flameando
en los celestes mástiles del tiempo,
mientras iniciaba la vida la aventura
de descubrir el mundo a escondidas del mundo.

Allí subsisto aunque no esté, allí
perduro en medio
de la devastación de esa azotea
que reconstruyo cada día para no claudicar.

Azotea, en Summa Vitae. José Manuel Caballero Bonald

1 comentario:

Jordi dijo...

Gracias por tus imágenes. Gracias por esa poesía compartida. Una belleza.